Contrariamente a lo que pensamos, nuestras vidas jamás se llenan de nosotros mismos.
En raras ocasiones el hombre mira dentro de su propio ser. En raras ocasiones puede sentir los latidos de su corazón o la intensidad de algún sentimiento que, celosamente, guarda. También en raras ocasiones sabe si realmente existe o es parte de un sueño.
Solamente vive.....!!!
Es un zombie o quizás un zonámbulo deambulando por los caminos sin prestar la más mínima atención a todo lo que lo circunda.
Constantemente aparecen sueños o mensajes que tratan de mostrarle una realidad y a pesar de ello lleva una vida que lo aprieta firmemente a todo lo que sea cotidiano.
Prisioneros somos de nosotros mismos...., y carceleros de nuestros hermanos.
Pero también, raras veces, alguien despierta y se evade de esa prisión liberándose como un pájaro que escapa de su jaula, y se eleva hasta perderse en el cielo infinito, pués es donde en su cautiverio, anheló llegar, y se emborracha de tanta libertad conseguida.
Son pocos...., los privilegiados de alma.....
Pero hay quienes lo logran.
Los otros..., los cuerdos...., los que no caen en la locura de la evasión...., siguen resguardándose en esos miedos que jamás se atreven a mostrar, atesorándolos, cubriéndolos, percatándose de no mostrarse temerarios.
Pero al fin y al cabo...., todos temen, todos sienten en su interior la picazón de perder algo que consideran valioso.
Hay hombres que temen por su dinero...., por su orgullo...., por su mujer o por el poder que han obtenido y representan.
Hasta el vagabundo teme por el pan que ha conseguido.
Yo no soy diferente...., y hay veces en que no quiero detenerme a pensar en mí mismo, y me asusto por enfrentar mi vida vacía.....
También temo.
Temo por ese vacío que yo solo he causado, temo por ser honesto y tener que confesar mi verdad también vacía.
Entonces pienso en mi vida....., y en ...¿ qué he hecho de ella?...
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