Si cada vez que te nombran,
por descuido de las sombras,
me arde el pecho de tensión.
Por qué no ríe mi corazón...?
Cada vez que te recuerdo,
imágen gris en este encierro.
Alimento pobre de mi ilusión.
Por qué no estalla mi corazón...?
Cada vez que tu mirada,
cruza la mía ya cegada,
por esta vida sin razón.
Por qué se apaga mi corazón...?
Cuando espero tu llamado,
deseo iluso, desesperado.
Tanto sufro por tu perdón.
Por qué no tengo ese perdón...?
Si con el tiempo he logrado,
lavar heridas del pasado,
que han lastimado a tu corazón.
Por qué no entiendes a mi corazón...?
Si día a día te he desmostrado,
que nunca a nadie habré amado
con tanto celo y devoción.
Osvaldo
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