Esperándote otra vez

No es sencillo renacer

después que las estrellas

se han desmoronado en mi espalda,

sintiendo aún,

el ardor de sus cristales.
 
Cuando la noche apagó su sed,
bebiéndose hasta el último halo
de mi alma,
llevándose en su manto sellados,
todos mis esbozos.

Revivir después de abrazarme
con el amo de tu averno.
Sentir quemarme en ese infierno
y en la impiedad de tu piel.

De a sorbos te has llevado mi sangre,
y con ella,
te llevaste mis besos,
me has dejado sin gemidos,
me has vaciado en el placer.

Como poder renacer,
de semejante batalla.

Aquí me quedo tendido,
esperándote otra vez.

Para aunque sea,
de tanto en vez,
mostrarme a tus pies rendido.

Y aunque consumas mis latidos...
yo siempre renaceré.