te relajas con el aire que te roza.
Son mis besos, enredándose en tu boca,
es mi viento, que buscándote te alcanza.
Te sumerges en los ríos de tu magia,
te recuestas en la arena de sus playas.
Son mis manos, que se enjugan en tu cara,
son mis brazos, protectores donde vayas.
Te provoca ese silencio que te habla,
endulzando los oídos de tu alma.
Es mi voz, que te envuelve con la calma,
mis suspiros, entibiandote la espalda.
Te estremeces reposada en la mirada,
destilando muchos sueños compartidos.
Es mi cielo, tu límpida morada,
tus deseos, tus anhelos conseguidos.
Te complaces refugiándote en tu almohada,
abrazada a tus recuerdos dolorida.
Es mi cuerpo, el que extrañas en tu cama,
mis latidos, cobijándote dormida.
Osvaldo
1 comentario:
A veces no hay mejor cobijo que sus brazos aunque estés puedan ser de mármol. (Duros y fríos).
Un saludo!
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