Abrazando la soledad

Sé que todo vuelve.  .  .

por eso espero de ti,

tu regreso.

Alma mía,

que me enviciaste tanto.
Amor de mi vida,
que me has herido tanto.

Ríos púrpuras,
crecidos de otoños,
en sus aguas
naufragué a la deriva.


Místicos fueron tus besos.
Fuego erguido,
que apuñaló mi sangre.

Cruces de rosarios
que he balbuceado
en el silencio.
Apóstol fui de tu amor.

Te siento en el aire rondar,
y degusto tu ausencia en mi vino.
Mariposa que en mí has de posar,
trayendo en tus alas,
mi destino.

Cuantas deidades destruí por ti.
Ángeles muertos en un mismo infierno.

Sin embargo estoy aquí,
esperando tu regreso.
Abrazado a esta soledad
que se ha cansado de mí.